En plena tormenta que sacude a la industria del videojuego —entre cierres de estudios, subida de precios, desaparición de juegos comprados y el progresivo declive del formato físico—, Ubisoft ha lanzado su propia bomba. Durante su última reunión con inversores, Yves Guillemot ha puesto el foco en los jugadores como causa directa del desgaste que sufre la compañía.
Según el CEO, el entorno actual es “altamente competitivo” y los jugadores “muy sensibles a la calidad y el contenido”. Esto, unido a campañas de crítica en redes sociales, puede derivar en un riesgo empresarial grave incluso antes de que un juego se lance. Un ejemplo reciente sería Assassin’s Creed Shadows, que sufrió intensos linchamientos digitales antes incluso de que nadie pudiera probarlo.
Las críticas online, vistas como un enemigo
Para Guillemot, no basta con lanzar un producto técnicamente pulido. Las empresas también deben tener en cuenta expectativas sociales, culturales e identitarias para evitar el rechazo público.
No menciona nombres concretos, pero el contexto apunta claramente a títulos como Assassin’s Creed Shadows, que recientemente recibió contenido gratuito y mejoras en respuesta a la polémica.
Ubisoft considera que los ataques en redes o medios especializados tras decisiones estratégicas pueden dañar su reputación, lo que traducen en pérdidas económicas. Pero… ¿hasta qué punto es esto culpa del jugador?
Pero… ¿y la parte de responsabilidad de Ubisoft?
Aquí es donde muchos no están de acuerdo con Guillemot. Aunque sí existe una cultura de crítica constante, también es cierto que Ubisoft ha contribuido a su mala imagen con años de malas prácticas: desde políticas agresivas de microtransacciones, pasando por la retirada de juegos comprados como The Crew, hasta una falta de innovación en sus sagas estrella.
Y no se puede ignorar el contexto. En un momento en el que la industria atraviesa un punto crítico —con desarrolladores despedidos, proyectos cancelados y la sensación de que las grandes editoras han perdido el rumbo—, culpar a los jugadores no parece el enfoque más honesto ni estratégico.
Reflexión final: ¿autocrítica o desvío de atención?
Guillemot tiene razón en una cosa: hay una parte de odio injustificado en redes sociales, y muchas veces los linchamientos digitales hacen daño a desarrolladores que solo intentan hacer bien su trabajo.
Pero si Ubisoft quiere volver a conectar con su comunidad, quizás debería dejar de ver al jugador como un obstáculo, y empezar a verlo como un aliado. Escuchar, entender y corregir errores es el primer paso para cambiar una narrativa que, ahora mismo, le está pasando factura.














