Este desmentido llega tras un notable revuelo en redes sociales, donde usuarios y analistas especulaban con posibles consecuencias para próximos lanzamientos e incluso con retrasos en algunos títulos clave. Algunos medios llegaron a vincular la supuesta filtración con contenidos aún no anunciados relacionados con la Switch 2, pero la compañía ha cerrado la puerta a esas teorías.
El texto compartido el 15 de octubre de 2025 aclara que, aunque algunos servidores externos fueron alterados, no existe evidencia de accesos indebidos a los datos de clientes o al entorno de desarrollo de Nintendo. “No hemos confirmado ninguna filtración de información personal, ni de desarrollo ni de negocio”, explicó un portavoz de la empresa al diario japonés.
Fuentes cercanas al entorno de ciberseguridad de la industria japonesa apuntan a que el ataque tuvo un vector de entrada en sistemas de caché vinculados a contenidos de promoción temporal. Estos entornos suelen estar aislados del backend de las empresas, lo que explicaría la rápida contención por parte de Nintendo. Además, el uso de CDN externas y la arquitectura de microservicios limitaron el alcance del acceso no autorizado, una medida común en compañías con alta exposición pública.
El ataque de Crimson Collective: más ruido que daño
El supuesto hackeo de Crimson Collective había despertado preocupación en redes tras afirmar que había sustraído más de 570 GB de material interno de Nintendo, incluyendo supuestos archivos vinculados a Nintendo Switch 2 y otros proyectos en desarrollo. No obstante, la respuesta de la compañía deja claro que la magnitud del ataque ha sido muy inferior a lo que se sugería inicialmente.
Las pruebas compartidas por los atacantes parecen limitarse a capturas de pantallas de servidores externos. En esta ocasión, Nintendo ha reaccionado con rapidez, negando rotundamente cualquier pérdida de datos o filtración de material interno, y reforzando su política de seguridad digital frente a futuros intentos.
Un historial de filtraciones que marcó precedente
No es la primera vez que Nintendo enfrenta una situación similar. En 2020, el conocido “Gigaleak” expuso información confidencial de títulos clásicos como Super Mario 64 y The Legend of Zelda: Ocarina of Time. Desde entonces, la compañía ha implementado protocolos más estrictos de ciberseguridad y colaboración con estudios externos para proteger su propiedad intelectual.
El incidente actual llega en un momento delicado, con el lanzamiento de Pokémon Leyendas: Z-A y otros títulos clave en el horizonte. A pesar de las sospechas iniciales, todo indica que la integridad de la compañía y de sus proyectos más importantes sigue intacta.
Nintendo refuerza la confianza en plena transición
Con Leyendas Pokémon Z-A recibiendo valoraciones positivas y la Switch 2 batiendo récords de ventas, Nintendo busca mantener la estabilidad de su imagen pública. La compañía insiste en que la seguridad de los usuarios y el control de su información son una prioridad absoluta.
Por ahora, todo apunta a que Nintendo niega la filtración de datos con fundamento, desmintiendo categóricamente los rumores difundidos por el grupo hacker. No se han detectado fugas de información ni daños colaterales, y los servidores afectados fueron rápidamente aislados. Un movimiento que, sin duda, refuerza la reputación de Nintendo como una empresa que sabe reaccionar ante la crisis con transparencia y eficacia.















