El Clúster del Videojuego de Madrid, nacido en 2021 con el impulso del Ayuntamiento, se ha convertido en apenas tres años en un actor central de la industria nacional. Con cerca de 70 entidades asociadas y un impacto económico que ya supera los 2.000 millones de euros, la organización no solo ha tejido una red empresarial sólida, sino que también ha marcado el camino de cómo deben crecer los videojuegos en España: con colaboración público-privada, internacionalización y un fuerte compromiso con el talento. Antes de entrar en materia, puedes descubrir nuestra selección de juegos indies españoles que están marcando tendencia.
En conversación con este medio, su presidenta Olga Blanco (vicepresidenta de IBM Consulting España) y su vicepresidenta Pilar Sánchez-Bleda (socia directora de Media & Tecnología en Auren Spain) desgranan los retos de un sector en plena expansión.
Una década de transformación: de estudios pequeños a cifras millonarias
“En muy poco tiempo hemos pasado de un tejido fragmentado a superar los 2.400 millones de euros de facturación y más de 10.000 empleos directos”, resume Olga Blanco. La clave, dice, ha estado en la profesionalización de los estudios y en su capacidad para atraer inversión y abrirse al mercado internacional.
Pilar Sánchez-Bleda coincide, pero añade más matices. A su juicio, este auge no se debe a un único factor, sino a la confluencia de tres: “El crecimiento global del mercado, la generación de jóvenes formados específicamente en videojuegos y el respaldo de iniciativas públicas que, junto al impulso privado, han creado el entorno perfecto para que la industria crezca”.
Consolidación frente a madurez
¿Ha alcanzado el sector la madurez? Blanco es clara: “Estamos en una fase de consolidación muy sólida. Todos los indicadores son positivos, pero la gran asignatura pendiente es la internacionalización de los estudios pequeños y medianos”. Su ambición es que España “deje de estar a la zaga de Asia y EE.UU. y se convierta en uno de los países pioneros en capacidad de creación”.

Sánchez-Bleda aporta otra visión complementaria: el gran reto, afirma, no está en el nacimiento de los estudios —algo relativamente sencillo gracias a programas de incubación—, sino en su fase de escalado. “Ahí necesitamos mejorar el acceso a financiación, apoyar la internacionalización y, sobre todo, cerrar acuerdos con publishers que les permitan consolidarse”.
Madrid como modelo: colaboración y talento
Uno de los aspectos diferenciales de Madrid frente a otros hubs europeos es su fórmula de colaboración. “Cuando nos sentamos empresas y sector público en la misma mesa, las iniciativas son más ágiles y efectivas”, asegura Blanco, que pone como ejemplo el impulso de Madrid in Game.
El talento también es un factor crucial. “En Madrid hay más de 40 grados y másteres especializados en videojuegos”, recuerda Blanco. “Nuestro capital humano está muy preparado a nivel técnico y creativo, lo que atrae a multinacionales que ya han abierto sedes aquí”.
Sánchez-Bleda enlaza esa idea con el reto de la retención. “Si un recién egresado encuentra oportunidades de empleo de calidad en su país, lo normal es que se quede. Pero para eso necesitamos un tejido empresarial robusto. Madrid in Game y programas como Start IN Up son fundamentales porque ya han generado más de 200 empleos y 8,7 millones en financiación para startups”.
Gamescom, The Game Awards y el escaparate internacional
La visibilidad en el exterior es, según Blanco, tan importante como los propios resultados. “Lo importante no es solo ser buenos, sino también parecerlo”, afirma. Ferias como la Gamescom o galas como los The Game Awards funcionan como escaparates globales donde se cierran reuniones con inversores y se generan alianzas estratégicas.

Este empuje internacional también se refleja en los proyectos que el Clúster acompaña, como el de The Twisted House y su paso por Gamescom, que demuestran cómo los indies españoles empiezan a ganarse hueco en la escena global.
eSports: del espectáculo al motor económico
Si en lo internacional la clave está en la visibilidad, en lo local el protagonismo lo tienen los eSports. Para Sánchez-Bleda, eventos como la LEC o el Valorant Masters son “un escaparate extraordinario. Ya no hablamos solo de competiciones, sino de espectáculos que atraen a miles de visitantes y millones de espectadores en streaming”.
Blanco coincide y añade que estos eventos refuerzan la posición de Madrid como capital europea del gaming. Lo veremos de nuevo con la Final Four de League of Legends en 2025, que convertirá la ciudad en epicentro de la competición.
Sánchez-Bleda insiste en que los eSports no son solo entretenimiento: “Generan empleos de calidad vinculados a la producción, el streaming o el ticketing. Son una palanca de crecimiento económico que Madrid está sabiendo aprovechar”.
Retos legales y tecnologías que marcarán el futuro
El marco jurídico es otro punto clave. Para Sánchez-Bleda, los desafíos pasan por dos frentes: “El binomio propiedad intelectual – IA generativa, y unos incentivos fiscales competitivos que nos equiparen a otros países europeos”. Además, reclama un marco específico para los eSports, con reglas claras en materia de fiscalidad, protección de menores y fair play.

En paralelo, Blanco pone el foco en la innovación tecnológica. “La IA, la realidad aumentada y el cloud gaming están redefiniendo cómo se hacen los videojuegos. España tiene el talento y la capacidad técnica; lo que necesitamos es quitarnos la sensación de que vamos por detrás y apostar fuerte por nuestro propio talento”.
Internacionalización, talento e inversión: la hoja de ruta
De cara a los próximos cinco años, Blanco lo resume en tres prioridades: “Internacionalización, retención de talento y atracción de inversión extranjera”. Sánchez-Bleda coincide, pero añade que reforzar el marco legal y apoyar a las startups en su fase de escalado será fundamental para que Madrid se consolide como referente europeo en videojuegos y eSports.
Un ecosistema que, como recuerda Blanco, ya no es solo una promesa: “Hemos pasado de que nadie hablara de Madrid en la industria del videojuego a tener una visibilidad internacional muy relevante”. Y la ambición, a juzgar por ambas directivas, es clara: situar a los videojuegos en España entre los grandes.














