Nintendo vuelve a demostrar que no se anda con rodeos cuando se trata de proteger sus derechos. La compañía japonesa ha ganado una demanda en Estados Unidos contra un streamer que retransmitía juegos pirata de Nintendo Switch antes de su lanzamiento oficial, llegando incluso a burlarse de la empresa y de sus abogados. Este nuevo caso refuerza la política de la Gran N frente a la piratería y marca otro precedente en la industria del videojuego.
El conflicto legal, que comenzó en 2024, ha terminado con una sentencia que obliga al acusado a pagar una compensación económica y que vuelve a poner en el centro del debate los límites de la creación de contenido y la propiedad intelectual en el ecosistema digital. Mientras tanto, Nintendo y The Pokémon Company siguen a lo suyo con Leyendas Pokémon: Z-A, su próximo gran éxito de 2026.
La demanda de Nintendo termina con una multa ejemplar
La demanda de Nintendo contra un conocido streamer ha llegado a su fin con una sentencia que refuerza la política de tolerancia cero de la compañía frente a la piratería. Un tribunal federal de Colorado ha condenado a Jesse Keighin, conocido en internet como Every Game Guru, a pagar 17.500 dólares en daños y perjuicios por retransmitir juegos pirata de Nintendo antes de su lanzamiento oficial.
Según la documentación judicial, Keighin llevaba años emitiendo títulos filtrados de Nintendo Switch en distintas plataformas, desafiando abiertamente a la compañía japonesa. Entre los juegos mencionados se encuentra Mario & Luigi: Brothership, uno de los casos que más peso tuvo en la sentencia final. Nintendo había interpuesto la demanda en 2024, acusando al creador de infringir derechos de autor y vulnerar medidas de seguridad antipiratería.
Un desafío directo a Nintendo
La historia va más allá de una simple infracción. Durante el proceso, el streamer llegó a enviar una carta a la propia Nintendo asegurando que tenía “mil canales falsos” y que “podría hacerlo todo el día”. Posteriormente, continuó burlándose de los abogados de la compañía en redes sociales, escribiendo frases como: “Puede que tengas una corporación, pero yo manejo las calles”.
La demanda de Nintendo especificaba que el acusado había retransmitido al menos 10 juegos filtrados entre 2022 y 2024, con más de 50 emisiones en total. Sin embargo, la empresa decidió centrarse en el último caso, solicitando una compensación moderada en comparación con los 100.000 dólares que podría haber reclamado por daños acumulados.
El veredicto: Nintendo gana, pero no todo lo que pedía
En el fallo, el juez desestimó algunas de las peticiones más amplias de la compañía, como la orden de destruir todo el software de emulación utilizado, al considerar que la solicitud era “poco clara y desproporcionada”. Aun así, el veredicto es una victoria simbólica para Nintendo, que lleva años endureciendo su postura contra la piratería y los emuladores.
Esta demanda de Nintendo se suma a otros movimientos legales recientes que refuerzan la estrategia de la compañía frente a la distribución ilegal de juegos, como el cierre de portales de ROMs y la persecución de filtradores. Además, llega en un momento en el que Microsoft también enfrenta sus propios desafíos en el mercado, mientras la industria debate sobre los límites entre los derechos de autor y el contenido generado por los jugadores.
Una política firme contra la piratería
En su comunicado, Nintendo reiteró su compromiso con la protección de su propiedad intelectual, afirmando que “defenderá la integridad de sus juegos, desarrolladores y jugadores ante cualquier acto de piratería o difusión no autorizada”.
Por ahora, Keighin deberá abonar la multa y dejar de retransmitir cualquier título de la compañía. Un caso más que demuestra que, cuando se trata de proteger sus licencias, Nintendo no perdona ni olvida. Su postura firme contra la piratería ya había quedado clara en otras decisiones legales, como la reciente estrategia de Xbox para expandir sus juegos más allá de Game Pass o los conflictos por patentes en Japón con Palworld.















