Death Stranding 2 vuelve a estar en boca de todos tras las últimas declaraciones de Hideo Kojima, que ha matizado por qué decidió ajustar partes del juego después de las primeras pruebas con usuarios. Lejos de “hacerlo raro” a propósito, el creativo japonés explica que buscaba que la experiencia no fuera “demasiado digerible” y que permaneciera en el jugador más allá de los créditos, a la vez que mejoraba la jugabilidad y el ritmo.
“No quiero lo convencional”: el matiz de Kojima
En una reciente conversación, Kojima aclaró que su intención no fue provocar incomodidad gratuita, sino reforzar la identidad del proyecto. Para ello introdujo cambios “para que fuera más jugable y divertido”, evitando esa sensación de producto prefabricado que gusta a todo el mundo por inercia. La idea, dice, es que ciertas decisiones de diseño obliguen a interpretar, conecten con el jugador y dejen poso; un enfoque que ya impregnaba la primera entrega y que aquí promete ir más allá.
Kojima también señaló un paralelismo clásico: el salto de Alien a Aliens. Si lo desconocido aterró la primera vez, la secuela tuvo que cambiar el género para volver a sorprender. Con Death Stranding 2, el equipo persigue algo similar: ampliar el espectro emocional y mecánico sin traicionar el universo. Eso implica ajustar cadencia de escenas, distribución de misiones y la progresión de herramientas, siempre bajo la premisa de que el jugador sienta que “cruza un territorio nuevo”.
Otro punto que abordó el director es la presencia de referencias a sus obras anteriores. Según explica, no son “autohomenajes” sino pequeñas bromas, símbolos y guiños para quienes han seguido su trayectoria. Es, en definitiva, una forma de cohesionar una filmografía jugable que muchos fans detectan al instante y que, sin embargo, no impide que DS2 se sostenga por sí mismo.
Precio del riesgo creativo vs. mercado: el equilibrio actual
El debate en torno a productos muy pulidos y previsibles frente a propuestas con aristas vuelve a escena con Death Stranding 2. La postura de Kojima —evitar la “dieta blanda”— convive con un contexto donde la disponibilidad, el ciclo comercial y la preservación digital importan más que nunca. De hecho, fenómenos como la desaparición de juegos en tiendas digitales o los cambios de modelo de negocio obligan a pensar cómo diseñar experiencias memorables sin sacrificar accesibilidad.
Conviene recordar que el original dividió y, al mismo tiempo, se convirtió en un título de culto por su manera de entender el viaje, la logística y el multijugador asíncrono. Esa singularidad explica que, años después, se planteen escenarios como su posible viaje a nuevas plataformas. De hecho, los rumores apuntan a movimientos en el ecosistema Nintendo; aquí repasamos lo último sobre Death Stranding en Switch 2 y su encaje técnico.
La anécdota que originó la conversación —tests en los que “gustaba demasiado”— se entiende mejor con esta óptica: si todo funciona a la primera, quizá el diseño no está retando lo suficiente. Ese “punto de fricción” es el que, en palabras del director, convierte un juego en algo que te acompaña tiempo después. Por eso, mientras se pulen controles, interfaces y curvas de dificultad, se busca al mismo tiempo mantener lo que hace que Death Stranding 2 sea distinto.
Contexto de industria: riesgos, cancelaciones y memoria colectiva
El sector vive un momento de contrastes: grandes producciones que apuestan por fórmulas seguras y autorías que pelean por sostener su voz. En paralelo, el historial reciente de juegos cancelados nos recuerda que no todo proyecto singular llega a puerto. De ahí la relevancia de propuestas que, como Death Stranding 2, tratan de dialogar con el jugador más allá de la fotorealidad o la lista de features.
Si nos atenemos a lo dicho por Kojima, la versión actual apuesta por un equilibrio más fino entre sorpresa y usabilidad. Es previsible que el estudio siga iterando sobre el pacing, el impacto de nuevas herramientas, la lectura del escenario y la colaboración indirecta entre jugadores. Y, por descontado, que redoble esa capa simbólica y de “misterio” que alimenta la conversación entre capítulos.
Mientras llegan nuevos detalles oficiales, el debate creativo sirve para entender por qué Death Stranding 2 puede —otra vez— convertirse en el juego que divide… y que muchos recordarán con el tiempo.















