Un género que nunca muere, pero que se reinventa constantemente
El terror en los videojuegos siempre ha vivido en ciclos. Su auge se dio especialmente en la era de PS2 con sagas como Resident Evil y Silent Hill. Con PS3 y Xbox 360, la fórmula se mantuvo fuerte, pero en la generación PS4/Xbox One el género perdió notoriedad frente a los títulos de acción masiva.
Hoy estamos ante una auténtica resurrección del terror: el remake de Resident Evil 4, el de Silent Hill 2 anunciado en 2024 o propuestas modernas como Alan Wake 2 han recordado al público que el miedo sigue siendo uno de los ingredientes más efectivos para enganchar a jugadores.
La influencia del streaming y los creadores de contenido en el éxito del terror
Una de las razones principales de este regreso es la exposición en plataformas de streaming. Juegos como Phasmophobia o Devour se convirtieron en fenómenos virales gracias a Twitch y YouTube, donde los sustos se disfrutan en comunidad.
El miedo compartido es entretenimiento puro: no solo se juega, también se ve y se comenta. Este fenómeno ha servido para que estudios independientes con pocos recursos alcancen una popularidad que antes parecía imposible.
Innovación técnica: cómo la nueva generación potencia el miedo
El salto tecnológico también ha sido decisivo. Los gráficos hiperrealistas, el audio 3D y la vibración háptica permiten que los sustos se sientan de manera mucho más intensa. Ejemplos claros son Resident Evil Village en PSVR2 o Dead Space Remake con su sonido envolvente que literalmente hace temblar al jugador.
Incluso se espera que Nintendo Switch 2 aporte experiencias portátiles de calidad en este género, con un enfoque híbrido que podría ampliar la accesibilidad de los juegos de terror. A todo esto, tenemos que sumarle que estos videojuegos suelen ser de una duración reducida y actualmente vivimos en un momento de auge de los videojuegos cortos.
La apuesta de los estudios independientes por el terror
El terror indie se ha consolidado como un laboratorio de ideas. Con presupuestos reducidos, estudios pequeños logran innovar y ofrecer experiencias intensas sin necesidad de grandes producciones. Ejemplos recientes como MADiSON, Luto o Signalis han demostrado que la creatividad es más importante que el dinero.
En comparación con otros géneros saturados, el terror todavía tiene espacio para sorprender. Además, el hecho de que su duración suela ser más compacta conecta con la tendencia de los jugadores actuales que prefieren experiencias intensas y de pocas horas.
El futuro del terror en 2025 y más allá
2025 se perfila como el año del horror. Además del lanzamiento de Silent Hill f, ya se vislumbran nuevos éxitos: Hell is Us (4 de septiembre), Dying Light: The Beast (19 de septiembre), todos listados entre los estrenos de terror más esperados de este año.
El género está evolucionando hacia experiencias más inmersivas, con VR, narrativa impulsada por IA y diseño emocional más pulido. De hecho, muchas de las mejores bandas sonoras del medio refuerzan la tensión en forma de arte: si te interesa descubrirlas, aquí tienes nuestra selección de mejores músicas en videojuegos.
Este repunte no es casualidad; es la respuesta de una industria que ha aprendido cómo tejer la nostalgia, las nuevas tecnologías y la moda del streaming con el diseño emocional. Si eres fan del género o estás curioseando, prepárate para un 2025 donde el miedo vuelve con más fuerza que nunca.
















